Para cualquier persona, la intención de hacer una búsqueda para encontrar a una víctima es salvar una vida que ha caído en desgracia. Nosotros somos capaces de reconocer el valor de encontrar a una persona, ya sea viva o fallecida, porque para su familia es importante. Si bien el rescatista se centra en la vida, no menosprecia la muerte.
Sin embargo ¿Cómo transmitir ese sentimiento a un perro? Simplemente no se puede. Ellos no saben que irán a un escenario que puede poner en riesgo su vida, no reconocen la importancia vital de su trabajo, no saben que detrás de esa búsqueda hay toda una historia y que, para las víctimas, pueden ser el factor determinante para sobrevivir a una tragedia.
¿Qué motiva al perro a ser eficiente en las labores de Búsqueda y Rescate?
De entrada, podemos hablar de sus razas. Si es un perro cobrador, trae por instinto el cobrar presas, que en este caso se traduce a encontrar objetivos. Si es un perro de trabajo, su temperamento, inteligencia y destreza facilitan mucho su entrenamiento.
Para el entrenamiento práctico, al perro nunca se le podrá transmitir la importancia de que su búsqueda sea certera. Lo que sí podemos hacer es motivar al perro a que su trabajo sea lo más preciso posible, y que al terminar recibirá una gratificación o un premio.
Se puede iniciar un pre-entrenamiento desde fases tempranas, desde que son cachorros se estimula la fijación del perro hacia un objetivo, que en este caso puede ser un juguete, ya sea una pelota, un kong, un peluche. Si se le avienta y lo regresa, se le premia efusivamente, que el perro entienda que si trae el juguete, será recompensado.
La labor de búsqueda desde la visión del perro se limita a un juego, donde él tiene que encontrar a una persona para que le sea entregado su juguete o se le premie con algún estímulo. Este juego se logra a través de la práctica continua y la imitación, por eso se recomienda entrenar en una escuadra o grupo donde haya varios canes, porque ellos también tienen la capacidad de repetir el mismo comportamiento de los demás.
Una acción que se repite con un perro constantemente, se hace una costumbre y el perro descubre que tiene elementos muy importantes, como su poderoso olfato que posee cientos de millones de receptores olfativos, en comparación al humano que sólo cuenta con cinco millones de receptores.
La visión del perro es limitada, pero su oído es mucho más sensible, un perro puede escuchar 4 veces más que cualquier humano, los sonidos débiles o inaudibles para nosotros pueden ser captados con gran precisión para ellos. Mientras una persona puede percibir un sonido a 6 metros, el perro tiene la capacidad de percibirlo a 25 metros.
El entrenamiento de un perro consta de varias fases, búsquedas a vistas, búsquedas ciegas, búsquedas en espacios confinados, búsquedas a distancia, entre otras. Conforme avanza el entrenamiento y su nivel de complejidad para encontrar al señuelo, los perros descubren que su olfato y su oído son herramientas esenciales para lograr su objetivo.
Cuando se inician las búsquedas ciegas, el perro comienza a desarrollar y afinar su capacidad olfativa, descubre que venteando (alza su nariz y percibe los aromas del entorno) puede encontrar el cono de aroma de una persona y que, si lo sigue, encontrará con mayor facilidad y rapidez su objetivo.
Pero no debemos acostumbrar al perro a que sólo se guíe con su olfato, al esconder a víctimas en espacios confinados o cerrados y motivarlos a hacer ruidos, el perro descubre que también su oído es una gran herramienta. Si los combina y se acostumbra a tenerlos alerta durante sus búsquedas, será un perro que hará marcajes efectivos.
Los perros también necesitan indicadores que les ayudarán a comprender que el juego inicia. En este caso, puede ser quitarle el collar que acostumbra usar, usar una palabra o una frase específica como "a trabajar" mientras se le dan palmadas en el pecho, el hecho de que usemos el equipo adecuado para una emergencia como uniforme, casco, guantes, botas, que se deberán portar siempre que se entrene o se hagan prácticas, todos estos elementos que salen de su rutina cotidiana y que sólo están presentes en sus búsquedas, lo activarán o le harán comprender lo que debe hacer.
Así también, debe tener indicadores de que su trabajo terminó, como volver a ponerle su collar, quitarnos los guantes y el casco, alguna palabra o frase como "bien hecho" o "terminamos", le ayudan a relajarse y volver a su estado habitual como mascota.
Recordemos que antes de ser un perro de búsqueda y rescate, es un ser vivo y que no sólo tiene un instinto que favorece su entrenamiento. Este instinto también le dicta que no debe entrar a ciertos lugares, los ruidos fuertes no dejan de asustarlo y cuando percibe olor a adrenalina, miedo o muerte, su instinto le dicte que se aleje.
Es muy importante desarrollar una gran confianza entre el Manejador y el perro, realizar prácticas en distintos escenarios, con diferentes distractores, también ejercicios de confianza, para que el perro esté preparado para actuar, por ejemplo, en una estructura colapsada o en un desastre mayor.
También es necesario tener mecanismos que tranquilicen al perro en zonas de desastre. Las caricias y tonos suaves suelen ayudar mucho a que el perro se tranquilice al llegar a un escenario. Mantener la calma y estar en solitario con el perro en lo que la escena esté lista para ingresar crea una comunión y confianza íntima entre el binomio. Si el Manejador avanza con seguridad, el perro lo seguirá, si se le da la instrucción de búsqueda, el perro hará su trabajo con mayor confianza y eficiencia.
Es muy importante tener un trabajo constante. Aunque el entrenamiento haya finalizado, las prácticas frecuentes harán que el perro siempre recuerde lo que tiene que hacer y no pierda la costumbre. El Manejador debe ser consciente de todos los elementos con los que debe contar para activarlo y tenerlos siempre a la mano para casos de emergencia.
Y recuerda, para el perro es un juego, si el entrenamiento fue efectivo no se debe dudar del trabajo que puede realizar el perro en una situación de emergencia. Gran parte del resultado efectivo del perro también se centra en la confianza y apoyo que el Manejador le brinda.
¡Siempre adelante, nunca hacia atrás y que sea lo que ha de ser!
Binomio K9: Nalah y Jan Ficachi
Sin embargo ¿Cómo transmitir ese sentimiento a un perro? Simplemente no se puede. Ellos no saben que irán a un escenario que puede poner en riesgo su vida, no reconocen la importancia vital de su trabajo, no saben que detrás de esa búsqueda hay toda una historia y que, para las víctimas, pueden ser el factor determinante para sobrevivir a una tragedia.
¿Qué motiva al perro a ser eficiente en las labores de Búsqueda y Rescate?
De entrada, podemos hablar de sus razas. Si es un perro cobrador, trae por instinto el cobrar presas, que en este caso se traduce a encontrar objetivos. Si es un perro de trabajo, su temperamento, inteligencia y destreza facilitan mucho su entrenamiento.
Para el entrenamiento práctico, al perro nunca se le podrá transmitir la importancia de que su búsqueda sea certera. Lo que sí podemos hacer es motivar al perro a que su trabajo sea lo más preciso posible, y que al terminar recibirá una gratificación o un premio.
Se puede iniciar un pre-entrenamiento desde fases tempranas, desde que son cachorros se estimula la fijación del perro hacia un objetivo, que en este caso puede ser un juguete, ya sea una pelota, un kong, un peluche. Si se le avienta y lo regresa, se le premia efusivamente, que el perro entienda que si trae el juguete, será recompensado.
La labor de búsqueda desde la visión del perro se limita a un juego, donde él tiene que encontrar a una persona para que le sea entregado su juguete o se le premie con algún estímulo. Este juego se logra a través de la práctica continua y la imitación, por eso se recomienda entrenar en una escuadra o grupo donde haya varios canes, porque ellos también tienen la capacidad de repetir el mismo comportamiento de los demás.
Una acción que se repite con un perro constantemente, se hace una costumbre y el perro descubre que tiene elementos muy importantes, como su poderoso olfato que posee cientos de millones de receptores olfativos, en comparación al humano que sólo cuenta con cinco millones de receptores.
La visión del perro es limitada, pero su oído es mucho más sensible, un perro puede escuchar 4 veces más que cualquier humano, los sonidos débiles o inaudibles para nosotros pueden ser captados con gran precisión para ellos. Mientras una persona puede percibir un sonido a 6 metros, el perro tiene la capacidad de percibirlo a 25 metros.
El entrenamiento de un perro consta de varias fases, búsquedas a vistas, búsquedas ciegas, búsquedas en espacios confinados, búsquedas a distancia, entre otras. Conforme avanza el entrenamiento y su nivel de complejidad para encontrar al señuelo, los perros descubren que su olfato y su oído son herramientas esenciales para lograr su objetivo.
Cuando se inician las búsquedas ciegas, el perro comienza a desarrollar y afinar su capacidad olfativa, descubre que venteando (alza su nariz y percibe los aromas del entorno) puede encontrar el cono de aroma de una persona y que, si lo sigue, encontrará con mayor facilidad y rapidez su objetivo.
Pero no debemos acostumbrar al perro a que sólo se guíe con su olfato, al esconder a víctimas en espacios confinados o cerrados y motivarlos a hacer ruidos, el perro descubre que también su oído es una gran herramienta. Si los combina y se acostumbra a tenerlos alerta durante sus búsquedas, será un perro que hará marcajes efectivos.
Los perros también necesitan indicadores que les ayudarán a comprender que el juego inicia. En este caso, puede ser quitarle el collar que acostumbra usar, usar una palabra o una frase específica como "a trabajar" mientras se le dan palmadas en el pecho, el hecho de que usemos el equipo adecuado para una emergencia como uniforme, casco, guantes, botas, que se deberán portar siempre que se entrene o se hagan prácticas, todos estos elementos que salen de su rutina cotidiana y que sólo están presentes en sus búsquedas, lo activarán o le harán comprender lo que debe hacer.
Así también, debe tener indicadores de que su trabajo terminó, como volver a ponerle su collar, quitarnos los guantes y el casco, alguna palabra o frase como "bien hecho" o "terminamos", le ayudan a relajarse y volver a su estado habitual como mascota.
Recordemos que antes de ser un perro de búsqueda y rescate, es un ser vivo y que no sólo tiene un instinto que favorece su entrenamiento. Este instinto también le dicta que no debe entrar a ciertos lugares, los ruidos fuertes no dejan de asustarlo y cuando percibe olor a adrenalina, miedo o muerte, su instinto le dicte que se aleje.
Es muy importante desarrollar una gran confianza entre el Manejador y el perro, realizar prácticas en distintos escenarios, con diferentes distractores, también ejercicios de confianza, para que el perro esté preparado para actuar, por ejemplo, en una estructura colapsada o en un desastre mayor.
También es necesario tener mecanismos que tranquilicen al perro en zonas de desastre. Las caricias y tonos suaves suelen ayudar mucho a que el perro se tranquilice al llegar a un escenario. Mantener la calma y estar en solitario con el perro en lo que la escena esté lista para ingresar crea una comunión y confianza íntima entre el binomio. Si el Manejador avanza con seguridad, el perro lo seguirá, si se le da la instrucción de búsqueda, el perro hará su trabajo con mayor confianza y eficiencia.
Es muy importante tener un trabajo constante. Aunque el entrenamiento haya finalizado, las prácticas frecuentes harán que el perro siempre recuerde lo que tiene que hacer y no pierda la costumbre. El Manejador debe ser consciente de todos los elementos con los que debe contar para activarlo y tenerlos siempre a la mano para casos de emergencia.
Y recuerda, para el perro es un juego, si el entrenamiento fue efectivo no se debe dudar del trabajo que puede realizar el perro en una situación de emergencia. Gran parte del resultado efectivo del perro también se centra en la confianza y apoyo que el Manejador le brinda.
¡Siempre adelante, nunca hacia atrás y que sea lo que ha de ser!
Binomio K9: Nalah y Jan Ficachi
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